El otro día, una compañera mía, que está teniendo la amabilidad de leer con detenimiento los trabajos de investigación que voy publicando sobre política criminal, me escribió para pedirme algunas aclaraciones acerca de lo que digo en mi último artículo -Punitivismo y democracia: las “necesidades sociales” y la “voluntad popular” como argumentos político-criminales- sobre la relación entre política criminal y democracia. En el que critico, por confundidor, el manido concepto de "populismo punitivo" y esbozo una interpretación alternativa del punitivismo contemporáneo, extrayendo de ello conclusiones tanto en el plano analítico como en el práctico.
Comparto aquí mis aclaraciones, por lo que puedan valer: