"Desposesión: quizá esta sea la palabra que ofrece la mejor entrada política en lo social -y no lo psíquico- del conspiracionismo. Porque, en lugar de ver en éste un delirio sin razón, o bien sin más razón que la esencia retrasada de la plebe, podría verse ahí el efecto, sin duda aberrante pero bastante previsible, de una población que no renuncia a comprender lo que le sucede, pero que se ve sistemáticamente desprovista de los medios para hacerlo: acceso a la información, transparencia de las agendas políticas, debates públicos en profundidad (entiéndase por esto algo distinto a las indigestas papillas que, bajo ese nombre, sirven losmedios de comunicación de masas), etc. (...)