Comencemos despejando primero la molesta -por absurda- cuestión moral(ista). Es evidente que
Zero Dark Thirty no es una película antibélica. Es evidente también que,
como todas las películas del género bélico,
Zero Dark Thirty carece de cualquier puesta en contexto político, digna de tal nombre, del conflicto armado en el que la narración se centra. Y es evidente también que la película no toma posición explícita alguna, ni a favor ni en contra, del uso de la tortura, de la ejecución extrajudicial, del homicidio deliberado de no combatientes y otros muchos crímenes de guerra y contra la Humanidad que tanto las tropas norteamericanas, y sus aliados (
España, entre ellos) como la mayoría de los grupos armados de inspiración (más o menos) islamista, vienen cometiendo.