A veces, algunas veces, el/a espectador(a) avisad@ se enfrenta a dilemas, a paradojas. Una película de género es desde luego, y ante todo, un contenedor de las expectativas de l@s espectador@s: sobre los temas (los problemas dramáticos, los personajes, las acciones), pero también acerca de su tratamiento formal. Tiene que satisfacer dichas expectativas, en mayor o menor medida. El mal (estéticamente) buen (genéricamente) cine de género, lo hará hasta el detalle, hasta el marasmo, hasta el ahogamiento -y aburrimiento- en el tópico. En cambio, la mejor (estéticamente) buena (genéricamente) película de género, satisfará tales expectativas, pero será capaz de dar una vuelta de tuerca más en torno a las mismas: persistir en su credibilidad (como género), pero expresarla de otro modo, original. Y, en fin, el buen (estéticamente) mal (genéricamente) cine de género, traicionará a las expectativas de l@s espectador@s, les incomodará; y con ello, logrará la revelación pretendida (o naufragará en el intento). Pongamos nombres: Ridley Scott, Sidney Lumet y David Lynch (o, para el caso, James Gray) representarían, respectivamente, estas tres opciones estéticas dentro del cine de género criminal contemporáneo.
jueves, 12 de abril de 2012
"Grupo 7", de Alberto Rodríguez
A veces, algunas veces, el/a espectador(a) avisad@ se enfrenta a dilemas, a paradojas. Una película de género es desde luego, y ante todo, un contenedor de las expectativas de l@s espectador@s: sobre los temas (los problemas dramáticos, los personajes, las acciones), pero también acerca de su tratamiento formal. Tiene que satisfacer dichas expectativas, en mayor o menor medida. El mal (estéticamente) buen (genéricamente) cine de género, lo hará hasta el detalle, hasta el marasmo, hasta el ahogamiento -y aburrimiento- en el tópico. En cambio, la mejor (estéticamente) buena (genéricamente) película de género, satisfará tales expectativas, pero será capaz de dar una vuelta de tuerca más en torno a las mismas: persistir en su credibilidad (como género), pero expresarla de otro modo, original. Y, en fin, el buen (estéticamente) mal (genéricamente) cine de género, traicionará a las expectativas de l@s espectador@s, les incomodará; y con ello, logrará la revelación pretendida (o naufragará en el intento). Pongamos nombres: Ridley Scott, Sidney Lumet y David Lynch (o, para el caso, James Gray) representarían, respectivamente, estas tres opciones estéticas dentro del cine de género criminal contemporáneo.
Nestlé workers struggle for their rights as shareholders prepare for annual celebration
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