Estamos tan habituad@s ya a vivir en estados que son, institucionalmente (quiero decir: en sus políticas), xenófobos, que a veces nos cuesta darnos cuenta de todo lo que ello implica. Nos cuesta, en efecto, aun si lo sabemos en teoría, ser conscientes a cada paso de la tupida red de delaciones, de discriminaciones, de represiones, de tolerancia hacia la infamia, de aprovechamiento y explotación de la miseria, etc., etc., en la que las políticas xenófobas (y, muchas veces, también racistas), en contra de la "inmigración ilegal", entrampan a la ciudadanía.
viernes, 23 de marzo de 2012
"Le Havre", de Aki Kaurismäki
Estamos tan habituad@s ya a vivir en estados que son, institucionalmente (quiero decir: en sus políticas), xenófobos, que a veces nos cuesta darnos cuenta de todo lo que ello implica. Nos cuesta, en efecto, aun si lo sabemos en teoría, ser conscientes a cada paso de la tupida red de delaciones, de discriminaciones, de represiones, de tolerancia hacia la infamia, de aprovechamiento y explotación de la miseria, etc., etc., en la que las políticas xenófobas (y, muchas veces, también racistas), en contra de la "inmigración ilegal", entrampan a la ciudadanía.