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lunes, 13 de septiembre de 2010

"Un couple parfait", de Nobuhiro Suwa: crónica del desaliento


La pareja (entendida al modo moderno, romántico: como relación de convivencia entre dos personas apoyada en el deseo sexual y en la afinidad emocional) constituye, es claro, antes que nada un sueño: el sueño de que dos puedan ser uno. La historia del cine (del cine modernista, particularmente) contiene multitud de obras dirigidas a quebrar el sueño y volvernos a la realidad: dos cuerpos son dos cuerpos, dos mentes son dos mentes, dos idiolectos son dos idiolectos,... a pesar de la bella fantasía, sostenible sólo a ratos.

Roberto Rossellini fue un constante merodeador en torno a la cuestión: en Viaggio in Italia, sobre todo, pero también en varias otras de sus películas (L'amore, Stromboli, terra di Dio, Europa '51, La paura,...), construyó un turbador cuadro de deseo, anhelo, comunicación y fracaso. Y, sobre esa base, muchos han sido quienes se han visto tentados nuevamente por la cuestión: John Cassavetes, entre los que mejor la abordaron, pero también (de algún otro modo, que pretendía ser más filosófico) Michelangelo Antonioni o Ingmar Bergman.

Cuando uno, con esta tradición en el trasfondo, se enfrenta a la película de Nobuhiro Suwa, fiel continuación temática), pero, al mismo tiempo, fructífera traición (formal) respecto de sus anteriores películas, se pregunta necesariamente qué es lo que la misma aporta: por qué resulta, aún ahora mismo, turbadora.

La respuesta, claro, parece estribar en la forma que la narración adopta: Suwa opta por largos planos-secuencia (como en anteriores películas), por (aquí hay novedades: menos conductismo, más expresividad de la cámara: precisamente, por aparentar ignorar a los personajes) encuadres fundamentalmente estáticos, por silencios prolongados seguidos de estallidos de palabras (pocas, casi siempre hirientes y/o banales).

Plasma, así, lo que -me parece- constituye su aportación a la cinematografía de la crisis de la pareja: la mostración del desaliento. Sus personajes, en efecto, demuestran ante todo cansancio. el cansancio de estar juntos, sí, mas también el cansancio de tener que acometer unas nuevas vidas por separado, que probablemente no serán mucho mejores que las que llevaron en común y les condujeron hasta aquí, hasta el fracaso.

¿Se trata de un desaliento circunstancial, o de algo más esencial, existencial? Esta cuestión, en la película, queda en penumbra, mas podríamos imaginar alguna respuesta...


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